28 de marzo de 2012

Away.

Adam se encontraba a la mitad del camino. Se había quedado ensimismado mirando a un lado y al otro. El tramo que había avanzado, era el mismo que aún le quedaba por caminar. Mientras miraba hacia atrás recordaba cada uno de sus pasos y todo aquello por lo que había pasado. Dolor, desesperación, miedo, odio, era sobre todo lo que podía recordar. No dejaba de pensar en todos los errores que había cometido, no podía dejar de imaginarse todos los que le quedaban. En algún momento se intercalaba en su memoria un recuerdo de felicidad, pero duraba pocos segundos, pues, era tan poca su fuerza que aquellos recuerdos oscuros lo volvían a atrapar. Entre esos recuerdos, cayo sobre uno en el que pudo pararse mas de un momento. Aquél día que a la memoria le vino, le habían regalado un libro. Ese libro era algo que deseaba desde hacía mucho. Al tomarlo, rozo sus dedos con los de la persona que se lo regalaba, no sabía si la felicidad de ese momento venía dada por el regalo, o por ese instante fugaz de tacto. Cuando empezó a ojear el libro se encontró con una dedicatoria, que se colo hasta lo mas hondo de su cerebro. Fue entonces cuando Adam salió de la oscuridad que encontraba al mirar hacia atrás, y sin darse cuenta, empezó a dar pasos adelante. Cuando se freno, sonrío. Ahora la distancia de su objetivo final era mas corta que la recorrida, se daba cuenta de cuanto había significado aquel escrito en aquel libro. La frase empezó a tomar mas sentido en su cabeza: "Para que a cada paso que des en tu aventura, te acerque al final deseado". El libro, llamado "Las aventuras de Adam" narraba como un joven chico de apenas 15 años recorría el mundo haciendo cualquier tipo de trabajo para conseguir su objetivo. Lo que ella quería decir no era ninguna metáfora, era una señal de fuerza real para que nunca se diera por vencido. Y mientras pensaba en ello, siguió avanzando.
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Y con esto y un bizcocho...
Att: FerFer

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